
Muchas de las veces, los comentarios no se interpretaban de manera correcta por ello, Fahlman y sus colegas idearon símbolos que diferenciaran el “tono” de cada comentario, tanto de los irónicos como de los serios.
“Entonces se me ocurrió que la secuencia de caracteres J podía ser una solución elegante que, además, todos los ordenadores de entonces, basados en el código ASCII, podrían soportar”, señala Scott Fahlman.
El símbolo J correspondía a marcar un comentario como chiste y L para darle seriedad, aunque posteriormente se amplió para el enojo y la frustración.
Los emoticones se propagaron por chat, correo, foros y redes sociales. Actualmente, se han sumado nuevos emoticones que no sólo son las tradicionales caritas amarillas sino ahora con un diseño más sofisticado.
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